lunes, 16 de abril de 2018

Las visitas, de Silvia Schujer

Cuando uno ve una serie, de esas que son adictivas, dice "un capítulo más y me voy a dormir", "un capítulo más y estudio, lavo la ropa, voy al supermercado, etc". Y también piensa: "Son 30, 40 minutos, no es mucho tiempo, puedo disponer de ese tiempo". Pero... un capítulo tras otro puede llevarnos a estar en pijama todo el día sin haber siquiera asomado la nariz por la ventana. La literatura también puede generar ese magnetismo. Y con este libro, de capítulos muy cortos pero contundentes, uno queda prisionero hasta que termina. Y cuando termina algo bueno, como siempre, se siente un vacío que se debe llenar con otra serie o libro. Así es como nos hacemos viciosos del buen arte. No podemos liberarnos de la ficción. Y a la vez, leer nos hace libres.

 Esta historia está contada por un pibe que tuvo a su padre en la cárcel. El tema es muy complicado porque la madre y la hermana le mienten sobre dónde está su papá y después cuando se entera de la verdad la cosa no se pone más sencilla. Porque, como dice este chico, cuando hay un preso en la familia, todos entran en una jaula.

La novela tiene un tema interesante, claro que sí. Sin embargo, ese no es el truco por el que quedamos atrapados. Creo que el truco es que Silvia Schujer, autora de este libro, arma un personaje que nos muestra su alma, con el que logramos empatizar inmediatamente y con familiares a los que no sabés del todo cómo juzgar. Porque hay que estar en esa situación que uno no espera y actuar lo mejor posible, dentro de los límites que nos impone. Límites que están marcados, borrosos o invisibles.

Recomiendo esta novela y recomiendo leerla de a poquito. Porque no hay nada más lindo (para el que ya conoce la historia) que ver al público atrapado y que su única salida sea la lectura de una hermosa historia.

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