lunes, 30 de abril de 2018

La señora Pinkerton ha desaparecido, de Sergio Aguirre

Edmund no sabe si su madre, la señora Pinkerton, se ha vuelto loca, si su vejez le ha producido algún desorden mental, de lo que sí está seguro es de que ella siente terror por su nueva vecina. Una vecina joven y elegante, que la invitó a su casa y que le dijo con una escalofriante seguridad: "vamos a ser buenas amigas".

En una tarde de tormenta, como preludio de que algo malo sucedería, Edmund escuchó a su madre con desconcierto. Lo que iba a ser una visita como otras, antes de ir a buscar a su hija al colegio, se transformó en una preocupación. Para el lector más que preocupación es una sensación de desesperación porque se sabe, por el título de la novela, que la señora Pinkerton va a desaparecer.

Esta novela de Sergio Aguirre tiene un buen manejo del suspenso, con elementos propios de las grandes historias de misterio de la literatura norteamericana e inglesa. Una mujer bella que viene a perturbar a las demás. ¿Son brujas las ancianas de mal carácter o las bellas y vanidosas? "No creo en las brujas, pero que las hay... las hay" ¿a cuál de todas se referirá el dicho popular?

Las ilustraciones de Santiago Caruso acompañan de forma excelente esta obra. El libro fue editado por Norma.

lunes, 16 de abril de 2018

Las visitas, de Silvia Schujer

Cuando uno ve una serie, de esas que son adictivas, dice "un capítulo más y me voy a dormir", "un capítulo más y estudio, lavo la ropa, voy al supermercado, etc". Y también piensa: "Son 30, 40 minutos, no es mucho tiempo, puedo disponer de ese tiempo". Pero... un capítulo tras otro puede llevarnos a estar en pijama todo el día sin haber siquiera asomado la nariz por la ventana. La literatura también puede generar ese magnetismo. Y con este libro, de capítulos muy cortos pero contundentes, uno queda prisionero hasta que termina. Y cuando termina algo bueno, como siempre, se siente un vacío que se debe llenar con otra serie o libro. Así es como nos hacemos viciosos del buen arte. No podemos liberarnos de la ficción. Y a la vez, leer nos hace libres.

 Esta historia está contada por un pibe que tuvo a su padre en la cárcel. El tema es muy complicado porque la madre y la hermana le mienten sobre dónde está su papá y después cuando se entera de la verdad la cosa no se pone más sencilla. Porque, como dice este chico, cuando hay un preso en la familia, todos entran en una jaula.

La novela tiene un tema interesante, claro que sí. Sin embargo, ese no es el truco por el que quedamos atrapados. Creo que el truco es que Silvia Schujer, autora de este libro, arma un personaje que nos muestra su alma, con el que logramos empatizar inmediatamente y con familiares a los que no sabés del todo cómo juzgar. Porque hay que estar en esa situación que uno no espera y actuar lo mejor posible, dentro de los límites que nos impone. Límites que están marcados, borrosos o invisibles.

Recomiendo esta novela y recomiendo leerla de a poquito. Porque no hay nada más lindo (para el que ya conoce la historia) que ver al público atrapado y que su única salida sea la lectura de una hermosa historia.

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