lunes, 29 de agosto de 2016

Lobo Rojo y Caperucita Feroz, de Elsa Bornemann

Una versión de Caperucita Roja donde los roles se invierten. Caperucita con sus dientes de serruchito es mala, muy mala.

En el bosque de Zarzabalanda, los animales viven felices hasta que llega una niña para arruinarles la paz. Se trata de Caperucita Feroz, cazadora de lobos. A diferencia del cuento clásico, el mundo de los animales está separado del humano, y es la intromisión humana la que afecta la situación de equilibrio planteada en la introducción. Podría pensarse que hay una visión ecologista sobre la caza de animales.

Un pequeño lobo de Zarzabalanda, que debe ir a la casa de su abuelita, teme encontrarse con Caperucita Feroz. La madre del lobo advierte el riesgo y le da instrucciones para defenderse de la niña. El lobito se encuentra con Caperucita en el trayecto y, por miedo, elige otro camino. El protagonista de esta historia no es ingenuo ni desobediente, como lo es Caperucita en la versión clásica. Se da cuenta inmediatamente de lo que sucede. Si le sigue la corriente a Caperucita es para salvar a su abuela. Esta acción del lobito demuestra su valentía (de la que el propio lobo duda por sentir miedo de ir solo a la casa de su abuela).


Finalmente, gracias a su astucia y a la ayuda de otros lobos (en especial el zorrito negro que puede simbolizar la curiosidad y la desobediencia), sacan a Caperucita del bosque y la intimidan para que no vuelva. Se podría pensar que ante la falta de cuidado de la madre del lobo, la sociedad lobo acude al rescate del pequeño cuando lo necesita.

En el cuento hay referencias explícitas a la intertextualidad. "Una nena parecídisima a la Caperucita del viejo cuento que todos conocemos, sí, aunque parecida solamente porque también era una nena.. también usaba una graciosa caperuza para cubrir cabellos y espalda... y también acostumbraba atravesar los bosques... Pero mientras que la antigua Caperucita era buena como el pan, esta-la de nuestra historia- no, nada que ver. Lo cierto es que era una criatura mala, muuuy mala, remala, malísima, supermala, a la que-por supuesto-nada le encantaba más que hacer maldades". En otras versiones sobre Caperucita se trabaja desde la perspectiva del lobo, pero sobre la misma historia. Aquí se trata de otra niña, una muy parecida.

Algunas expresiones me gustaron mucho, como: "La nena se puso a reír y su risa era aguda y finita como picoteos de aguja de coser". También algunos elementos de comicidad por comparación como el grito de auxilio del lobo con un aullido: "Auuuuu... Auuuuu... Auuuu... xiii... lioooo..."

Las ilustraciones de Cynthia Orensztajn reflejan muy bien las expresiones de los personajes en cada escena y, si uno observa en detalle, puede ver al zorrito negro siguiendo a los personajes principales.

Muy buena elección de colores y de las ilustraciones para la tapa y contratapa. Anticipan pero no demasiado. Si uno observa la tapa no le produce tanto miedo, pero si observa la contratapa se da cuenta inmediatamente de que se trata de una Caperucita Feroz a la que hay que temer.

El libro editado por Alfaguara es precioso, acorde a una gran escritora como Elsa Bornemann.

viernes, 19 de agosto de 2016

Ratones de casa, de Oli y Natalia Colombo

Mientras una familia duerme, unos ratones muy simpáticos llegan en busca de comida.

Según el dicho, "cuando el gato no está, los ratones hacen fiesta". En efecto, los ratones de esta historia preparan un festín en la cocina antes de que se despierte el gato. Para eso hace falta un poco de organización y entrenamiento, como muestran las ilustraciones. Claro, cuando aparece el gato con sus maullidos, la claridad y el canto del gallo, los ratones deben dejar la comilona y huir.


Esta es una historia sencilla, contada con rimas y repeticiones de palabras (la palabra final de una estrofa inicia la estrofa siguiente). Miren qué belleza:

"El cielo,
a nadie le engaña,
se abraza a la Tierra
sobre la montaña"

"La montaña,
con hilo muy fino,
subiendo y bajando
dibuja el camino".

El libro fue ilustrado por Natalia Colombo. Sus ilustraciones son encantadoras por sus colores vivos, pero sobre todo porque la artista cuida el detalle en la composición de cada personaje y de los escenarios (por ejemplo, en la ilustración de la tapa uno de los ratones va dormido dentro del auto). También se nota que hay mucho trabajo a mano.

Finalmente, debo decir que las ediciones de Kalandraka me dejan muy conforme por la calidad de papel y encuadernación. Toda la combinación (texto, ilustración y edición) hacen que la obra adquiera mucho valor.

jueves, 18 de agosto de 2016

El león, la bruja y el armario, de C. S. Lewis

Había oído y leído sobre "Las crónicas de Narnia" cuando estrenaron las películas. No vi ninguna de ellas y no lo pienso hacer hasta terminar de leer los libros. Pero no fueron las películas las que me condujeron a este libro. Fue leer Matilda, de Roald Dahl, porque la protagonista lee y comenta a C.S. Lewis.

La historia transcurre en un contexto de guerra (una inconfundible influencia de la Segunda Guerra Mundial, que ocurrió pocos años antes de la publicación del libro). Por el riesgo a los bombardeos aéreos, cuatro niños, Lucy, Edmund, Peter y Susan se quedan por un tiempo en la casa de un profesor. Los chicos recorren la enorme y misteriosa casa y juegan a las escondidas. Lucy, la más pequeña, decide esconderse en un armario bastante peculiar que, sin proponérselo, la transporta a Narnia. Allí conoce a un fauno que le contará lo que sucede en ese mundo: una bruja gobierna y somete a las criaturas del lugar a un eterno invierno.

La novela de C.S Lewis cuenta con unas bellas imágenes que describen escenarios y sensaciones fundamentales en un mundo totalmente distinto. En esta historia aparecen animales, personajes mitológicos, incluso Papá Noel. Lamentablemente, la personalidad de los personajes tiene muy poco desarrollo.

De todas formas, el libro tiene muchos conflictos, otro punto fuerte para el género de aventuras. Desde la incredulidad de los otros niños sobre la existencia de Narnia, la traición de uno de los personajes y la prisión del fauno, hasta las persecuciones de la bruja y sus lobos. Y los buenos que persiguen un gran objetivo: derrotar a la bruja Blanca para instalar un reinado mejor.

Por este motivo, se desata una guerra en Narnia y se establecen estrategias para la batalla. El rol de las niñas va a ser distinto al de los niños. Los niños deberán luchar, las niñas curar a los heridos. Aquí nuevamente se nota el espíritu de la época. 

De alguna manera, creo que el armario es el refugio de los niños cuando hay bombardeos. Un escape del horror de la guerra a través del juego y la imaginación de otro mundo posible, paralelo, en donde la salvación está en manos de los niños, algo que no dista mucho de la realidad.

sábado, 13 de agosto de 2016

Las ovejas de Lala, de Silvina Rocha

Lala no puede dormir, entonces, su madre le propone contar ovejas. Lala imagina las ovejas, las cuenta, las multiplica. Ya tiene muchas pero no tiene sueño. Ocurre que las ovejas deben saltar una tranquera para que el método funcione. Pero para algunas saltar de un lado a otro no es fácil, necesitan ayuda. Los problemas se multiplican como las ovejas. Finalmente, la madre de Lala sugiere algo más efectivo: pensar en cosas lindas. Lo lindo aparece aunque con ello no desaparecen las pobres ovejas con sus problemas. ¿Cómo conciliar el sueño?

Esta es una historia sencilla y a la vez muy imaginativa. Se basa en dos métodos para dormir estudiados por científicos en la vida real: contar ovejas (que no funciona) y pensar en algo agradable (que sí sirve). Lo original de esta historia está puesto en la capacidad imaginativa que tiene Lala, capaz de hacer que cobre vuelo algo tan repetitivo y aburrido como contar ovejas. Y por supuesto, el final resulta toda una sorpresa.

La ilustraciones de Eugenia Nobati le aportan mucho al libro, son tiernas y suaves como una oveja. Y si para dormir es agradable y efectivo pensar en algo bello y apacible, qué mejor que los/as niños/as se vayan a dormir con esta historia.

El libro fue editado por ediciones Del Naranjo.

lunes, 8 de agosto de 2016

Azu, de Didi Grau


Azu nace de una flor que crece en el desierto. Cuando aumenta su tamaño, empieza a recorrer aquel lugar para conocer otras cosas, otros seres. Allí se encuentra a una piedralisa, unos cipreses y unos pájaros. Para generarles empatía, trata de parecerse a ellos. Pero ni la piedra lisa, ni los cipreses, ni los pájaros le contestan. 

En la soledad del desierto, Azu continúa su camino hasta que llega a un lago, que representa el oasis, la salvación en el desierto. No es que Azu necesite tomar agua. Azu necesita observar ese agua cristalina para ver su reflejo, conocerse a sí misma. Porque en esa búsqueda por conocer a otros, por gustarle a otros, se ve por primera vez: azul, delgada, con un manto de pelo de seda. Eso le permitirá encontrar nuevos amigos. Porque identificarse con otros no es ser igual a otros. Cada uno aporta sus formas, sus colores en este mundo.

El libro álbum tiene ilustraciones muy lindas realizadas en pastel tiza. Considero que es uno de esos libros aptos para todo público. Es decir, que pueden disfrutar desde chicos muy pequeños hasta personas adultas.

Este libro fue publicado por Ediciones Del Eclipse, año 2013.

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