viernes, 29 de abril de 2016

Disculpe, ¿es usted una bruja?, de Emily Horn

Un gato negro y solitario lee en la biblioteca La enciclopedia de las brujas. Allí dice que los gatos negros son las mascotas preferidas de las brujas, así que se pone a buscar a una bruja para que lo adopte.

El libro también cuenta otras particularidades de las brujas que guían su búsqueda. Las brujas usan medias rayadas y sombreros puntiagudos, tienen escobas y cocinan en calderos.

El gato se encuentra a distintas personas que tienen algunas de estas características y hace la siguiente pregunta: disculpe, ¿es usted una bruja? Las respuestas van desde gritar y alejarse porque se supone que un gato negro trae mala suerte hasta enojarse y decir ¡cómo te atreves a llamarme bruja!


El cuento tiene una estructura adecuada para niños pequeños. Se hace una anticipación del conflicto en la descripción del personaje. El gato es solitario, no tiene muchos amigos. Asimismo, la pregunta: Disculpe, ¿es usted una bruja? organiza la narración y recupera la información dada al principio, que las brujas son de determinada manera y que hay una búsqueda que hacer hasta encontrar lo buscado. Por otra parte, los niños pueden realizar distintas interpretaciones del final. Pueden pensar que las niñas están disfrazadas o que son brujas de verdad. No importa buscar una interpretación correcta. Sea como sea, el gato logró su objetivo, hay una resolución del conflicto, un final cerrado y feliz.

Otro punto para comentar de la obra es que se puede trabajar el tema de los prejuicios hacia un Otro. Porque se menciona que los gatos negros son de "mala suerte". Es lo mismo cuando a las personas se las acusa de "yeta" o de otra cosa por el solo hecho de repetir algo dicho sin saber. También es un cuento interesante porque hay otra visión sobre las brujas. Aquí las brujas no son las malas del cuento, como suele ocurrir en los cuentos tradicionales. Todo lo contrario. Quienes no son brujas son personas groseras, que contestan mal ante una pregunta.

Este ingenioso texto es de Emily Horn y las bellísimas ilustraciones de Pawel Pawlak. El libro fue publicado por editorial Norma en la colección Buenas Noches. 

viernes, 15 de abril de 2016

Olivia y las princesas, de Ian Falconer

Olivia es una cerdita que cree atravesar una "crisis de identidad". Ocurre que todas las niñas, y también los niños, quieren ser princesas. Entonces, desear ser una princesa es aburrido y poco original. Además, siempre son princesas con polleritas rosas, nada de otras princesas del mundo. ¿Por qué todas quieren ser iguales?, se pregunta Olivia. Olivia cree que ya está grande para eso. Estaba bien para cuando era chica, pero ahora no.


La historia está narrada con naturalidad. Es el diálogo entre los padres y una niña mientras hacen sus tareas cotidianas. Por ejemplo, en el medio de la charla, la madre le recuerda a Olivia que tiene que bañarse. Las ilustraciones acompañan el texto.

Luego, cuando Olivia va a dormir, la madre saca un cuento de hadas para leer. Y como los cuentos de hadas tienen princesas, Olivia le pide que le cuente uno diferente. El otro cuento tampoco le convence y termina solicitando el de Caperucita Roja, aunque sea la parte donde se comen a todos. Porque Olivia tiene una onda más dark.

Para finalizar, Olivia se pone a pensar sola en la cama sobre qué quiere ser. Piensa en distintas cosas hasta que se da cuenta de lo que realmente quiere. ¡Quiere ser reina!

Algunas cosas para señalar. Hay una inclusión de los niños en el juego de las princesas, lo cual es una visión del juego como una actividad que no tiene género: hasta los niños quieren ser princesas. Por otra parte, hay una valoración acerca de ser diferente a los demás. También se sugiere la idea de que a menor edad, hay una mayor necesidad de identificarse/mimetizarse con un grupo.

Olivia es un personaje del escritor e ilustrador Ian Falconer. Esta es apenas una de las historias que la tienen como protagonista.

sábado, 9 de abril de 2016

Pobre lobo (cuento), de Ema Wolf

Para trabajar con los chicos distintas versiones de cuentos tradicionales.

Pobre Lobo se basa en el cuento Caperucita Roja y, como su título lo indica, toma otra perspectiva de la historia. Caperucita le dice al lobo tantas cosas sobre su aspecto físico, que hace que el lobo se vaya deprimido. 

En el comienzo, la autora reconoce que dialoga con el texto clásico de Caperucita Roja. Ante la llegada de Caperucita a la casa de la abuela, expresa: "Por supuesto, adentro estaba el lobo". Ese "por supuesto" marca algo que es evidente. Es evidente que allí esté el lobo porque en el cuento tradicional pasa eso. Inmediatamente después, para demostrarnos que es otra versión, utiliza palabras propias de nuestro contexto como "nena", "fresquete".

El diálogo entre Caperucita y el lobo tiene similitudes y diferencias con la versión tradicional. En la primera línea de diálogo se establece la diferencia para remarcar la idea de que no es el cuento tradicional popularizado por Perrault. Luego, para hacernos recordar que se basa en un texto conocido, en algunas ocasiones Caperucita señala un aspecto, como por ejemplo el de las orejas grandes, y el lobo contesta lo típico, que es para escuchar mejor. Nuevamente, para marcar una diferencia, Caperucita le contesta que las personas escuchan bien con orejas normales.

Las intervenciones del narrador anticipan que al lobo le afectan los comentarios. Y a medida que se va desarrollando la historia, Caperucita se pone cada vez más insistente, prácticamente deja al lobo sin palabras.

En este cuento, Caperucita es víctima del lobo y a la vez, el lobo es víctima de las ofensas de Caperucita. No sabemos si Caperucita le marca los defectos a la abuela o dice lo que dice porque sabe que es el lobo. Cosas como estas pueden estimular la discusión con los niños.

El cuento se encuentra en el libro Filotea que fue publicado por Alfaguara en el año 2001.

viernes, 1 de abril de 2016

Mamá, ¿qué es estar enamorada?, de Verónica Prieto

Hortensia le pregunta a su mamá qué es estar enamorada. A la niña se le ocurren algunas cosas porque siente algo por su vecino Bonifacio. Pero quiere saber qué piensa su mamá, quien la ayuda a completar algunas ideas. "¿Como un hada?", pregunta la niña. Y la madre contesta: "Concediéndote un deseo".

Como se puede observar, se utiliza un lenguaje poético. Las ilustraciones de Magdalena Armstrong complementan el texto, ayudan a darle sentido y escenifican la historia. Además, los dibujos concuerdan con la propuesta. Son cálidos como el texto.

Me pareció una propuesta interesante porque es una historia de amor entre niños contada de una forma bella, tierna y, fundamentalmente, con mucho respeto hacia los sentimientos de los pequeños.

Buenas noches, Gorila, de Peggy Rathmann


El cuidador de un zoológico les desea las buenas noches a los animales antes de irse a dormir. Un gorila le roba la llave y abre las jaulas del resto de los animales sin que el hombre se dé cuenta. Los animales se meten a su habitación y cuando la esposa dice: "Buenas noches, querido", todos contestan "Buenas noches". Frente a esto, la mujer hace regresar a cada animal a su jaula y se vuelve a acostar. Con excepción del pequeño gorila, que se queda en la cama.


Hay dos lecturas posibles, quizás más. La primera es la más literal, que seguramente van a hacer los niños. Que el gorila es el animal preferido y por eso se queda a dormir con el matrimonio, pues es el único que no regresa a la jaula. La segunda, que el gorila representa a un niño que se pasa a la cama de los padres y que el resto de los animales son los peluches con los que suele dormir. 

Las ilustraciones son las protagonistas de esta historia. El texto es breve y los dibujos cuentan lo que el texto no cuenta. Asimismo, permiten que el niño haga anticipaciones sobre lo que va a suceder. Si el adulto está presente para compartir la historia puede detenerse en la ilustración y preguntar: "¿Qué creés que va a pasar?". Porque también hay que enseñar a "leer" una ilustración.

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